Es cierto que cuando me propongo algo soy capaz de lograrlo si lo hago con confianza y persistencia…pero realmente hay cosas que aunque tenga una sonrisa pintada en la cara y repita mentalmente frases de motivación por más que lo intente sencillamente no puedo, esa no soy yo.
De adolescente me destacaba en los deportes pero no de modo amateur, competía y llevaba medallas a casa; nunca fui buena corriendo, lo reconozco, no podía estar más de 3 minutos en la pista pero fui veloz así que lo mío eran las carreras de velocidad y la posta, en atletismo incursioné también en bala, jabalina y disco con bastante éxito; a la par y con una pasión superior competí durante años en natación con estilos como libre, pecho y principalmente espalda. Mi caja de trofeos se reduce a 16 medallas de oro, 7 de plata y 9 de cobre; era buena en eso y ese era mi mundo, entrenar de lunes a viernes; esa era yo.
Los viernes por la noche de seguro había plan pero no cualquiera; tenía que ser un plan fancy, la visión de este día era derrochador y superficial no solo en cuanto a los lugares a frecuentar sino también con el tipo de personas que compartía.
Soy consciente de la importancia de la apariencia física – «como te ves te proyectas» – pero hoy conozco que este interés comparte una fina línea con una ridícula obsesión artificial del cual durante muchos años fui parte; hoy por hoy después de atravesar problemas hormonales valoro los pequeños logros y celebro su importancia.
Podría relatar un sinnúmero de cosas que era y que hoy una pequeña sombra queda; honestamente quisiera que en mi perdurara lo positivo de cada una de esas cosas pero por el contrario siento que algunas se han debilitado casi al punto de extinguirse, por ejemplo:
Un día fui deportista y hoy que me he matriculado en un gimnasio no veo la hora en que termine la membresía y gritar por lo alto ¡lo logré! terminé el mes contratado y eso siendo optimista porque en realidad es clase a clase que visualizo lo rápido que las agujas deberían dar la vuelta al reloj. Escucho a mis amigas y a mi madre como vibran hablando de la rutina de ejercicios y esperan ansiosas probar las nuevas máquinas de cardio y yo me voy perdiendo en la conversación y de repente mi imaginación llegó a Júpiter y es que en realidad la chica de deportes ya no soy yo.
Pocas veces me siento atraída a salir un viernes por la noche al lugar de moda y encontrarme con personas que tienen vidas y conversaciones frívolas, de eso si que tuve bastante en la vida, no digo que nunca me guste hacerlo, siempre es bueno vivir todo tipo de experiencias – es necesario – solo que hoy disfruto de planes más cercanos que me dejan emociones duraderas; la chica de la vida ultra híper social ya no soy yo.
Un día hace muchos años me propuse hacer casi todas las cosas que estaban a mi alcance, por supuesto respetando los respectivos límites y mis valores; mi teoría ha sido llegar a la vejez y decir ¡yo lo hice! ¡yo lo experimenté! y sanamente he vivido de todo un poco y he agotado en muchas ocasiones ese gusto, permitiéndome hoy en día conocer y disfrutar otro tipo de situaciones con un grado emocional más profundo y menos circunstancial, no me arrepiento de nada de lo que he hecho y ciertamente ha sido bastante, me alimenté de la teoría y de la práctica.
Hoy me encuentro en un punto de mi vida en que disfruto de las actividades que me construyen y que hacen de mí una mejor persona, presiento que he perdido la paciencia para las cosas intrascendentes; siento urgencia y placer en disfrutar intensamente de los pequeños grandes momentos, no quiero llenar mi tiempo con significados momentáneos. Siempre he pensado que hay tiempo para vivir todo y hacerlo bien, de lo anterior lo viví y lo disfruté profundamente y quiero de vez en cuando seguirlo practicando pero hoy no es mi modo de vida porque esa ya no soy yo.
En este momento mi objetivo se centra en ser una persona que pida disculpas aun cuando no me corresponda, ser quien pueda decir una y mil veces te extraño a quienes me hagan falta, ser la persona que vuelva luego de las discusiones sin importar quien tuvo la culpa porque sé que la vida es muy frágil para andar peleados, ser quien no tiene reparos en decir un te amo a quienes comparten su vida conmigo porque con todo esto me aseguro que el día de mañana cuando yo falte nadie dude o se pregunte cuanto los ame o cuán especiales eran para mí.
Ahora eso es lo importante, esa soy yo, o al menos eso quiero ser.
¿Por qué pedir disculpas si no te corresponde? Muy interesantes tus reflexiones. ¡Saludos!
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Muchas gracias, estoy feliz que te haya gustado
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Hola! Me gusta que te sienteas y te expreses…Pero claro que eres todas esas…Las guardas en ti. Son bellas fotos de tu vida y como no vas a estar todo el tiempo «jugando a la oca» POR PONER UN JUEGO, AHORA EXPERIMENTAS NUEVAS FACETAS DE TI. pOR CIERTO, NO PIDAS DISCULPAS SALVO QUE EL OTRO LO NECESITE. yO SÉ QUE ERES PERFECTA!!
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Hola, gracias por tus palabras; una teoría muy interesante.
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namaste
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Namaste 🤗
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Oh…siempre has sido tú; prisionera de tu “libre albedrio”. Muy buena narración. Un cálido saludo.
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Gracias, interesante tu punto. Saludos
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Oh…siempre has sido tú; prisionera de tu «libre albedrio». Muy buena narración. Un cálido saludo.
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Puede ser muy interesante (de eso tb se nutre la poesía) explorar «esa otra» que hay en mi. Ya decía Rimbaud: «yo es otro», y Pessoa es la radicalización poética de esto. Seguimos explorando otredades. Abrazo
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Pues si, entonces nos queda de tarea continuar con la exploración 😉
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No sé a ti, pero a mi la escritura me lleva siempre a lugares extranjeros en mí. Aunque eso sea una manera, también, de ser yo… 😉
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Cuando escribimos exploramos dentro de nosotros mismos, los sentimientos, anhelos, inseguridades y sueños que tenemos, como lo expresas tú, es un viaje interior que disfrutamos profundamente. A lo menos así lo veo yo 😊
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el tiempo y la vida nos enseña, verdad? Good writing. Un salud.
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Hola, gracias 😊. Definitivamente el tiempo y las vivencias son la mejor escuela.
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